Carlos Medina

De lo Material a lo Esencial. Un recorrido a lo largo de 25 años en la obra de Carlos Medina - Galería Arte Ascaso


Cilindro IV y V

Minimalista, versátil, imponente y poética son, entre muchas otras, algunas de las cualidades que definen la obra escultórica de Carlos Medina. Esa es la propuesta que hace al público la Galería de Arte Ascaso, para iniciar su recorrido a partir del domingo 30 de junio.
De lo material a lo esencial reúne obras pertenecientes a períodos cumbres de la producción del versátil escultor venezolano, Carlos Medina, reconocido no sólo a nivel nacional, sino internacional, especialmente por sus obras monumentales de corte abstractogeométricas y pulcras líneas.
En la extensa muestra podremos admirar una impecable selección de obras realizada por la crítica Bélgica Rodríguez, en la que podremos encontrar los más diversos y sólidos formatos en mármol, ensamblajes en acero, hierro y madera; tallas en maderas varias y piedra, cuadros en papel, piezas elaboradas con palillos de bambú, hasta volátiles y ligeras instalaciones de gotas de aluminio o esferas acrílicas, que penden de invisibles hilos de nylon.

Fragmento de Lluvia
Con más de 70 obras en sala, Carlos Medina recorre 25 años de trabajo tridimensional en la Galería de Arte Ascaso y que resultará una oportunidad excepcional para que profesionales del diseño, arquitectos, particulares con proyectos e instituciones interesadas en explorar y adquirir arte, encuentre novedosas posibilidades y presentaciones para sus espacios, con la firma y la pericia de un artista que ha desafiado magistralmente las leyes de la física, en un permanente juego-reto con el volumen y el espacio.
Una imponente escultura en acero les dará la bienvenida en la calle Orinoco, entre Mucuchíes y Monterrey, en Las Mercedes!
Carlos Medina
De lo material a lo esencial
A partir del 30 de junio de 2013
Galería de Arte Ascaso
Avenida Orinoco, entre Mucuchíes y Monterrey, Las Mercedes.
Horario: lunes a viernes de 08:00am a 01:00pm y de 02:00 a 06:00pm.
Sábados y domingos de 11:00am a 03:00pm en horario corrido.
www.galeriadearteascaso.com
Comunicaciones Carmen Adelina Pinto


De lo Material a lo Esencial
Bélgica Rodríguez

Gotas de Nazareno I y II
La transformación, formal y conceptual, de una forma geométrica, podría definir la trayectoria de un artista como Carlos Medina. Siendo esta transformación la base de sus plantea­mientos estéticos, las series escultóricas que trabaja, están inscritas en una nueva manera de plantearse la tridimensionalidad, tanto volumétrica como espacial, a partir de una geo­metría que en permanencia gira a su alrededor, y que, permeando sus procesos creativos, ha expresado en configuraciones complejas, aunque que a primera vista parecieran sencillas. La sensibilidad artística de Medina se manifiesta independiente de todo formalismo plástico desde la etapa de la escuela de arte, cuando, aún siendo estudiante, se lanza a explorar conceptos abstractos desde lo geométrico y constructivista como derivaciones heroicas del cubismo desarrollado por importantes escultores de la primera mitad del siglo xx. En consecuencia, define su escultura como «materialidad», un resultado de la búsqueda de conceptos dentro del espacio-tiempo y de nuevas realidades multidimensionales.
En una primera etapa formativa, trabaja la lámina de hierro soldado, material con el que realiza aquellas primeras obras de escuela que expone en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1975. Este inicio, se le conoce como período negro y negro-rojo, sobre el que Medina dirá al periodista Johan Ramírez (Revista Ocean Drive, abril-mayo 2013), «mi primer planteamiento fue trabajar con la figura geométrica, específicamente con triángulos y cuadrados», figuras que ha mantenido a lo largo de su carrera, aun cuando, a medida que avanza en ella, explora otras de acuerdo al material y la técnica que le interesa. Lo «material», es decir la masa y el volumen, por ejemplo de las primeras tallas en mármol, poco a poco lo minimiza, a fin de explorar diversas geometrías que resultan en obras más etéreas, más livianas en lo visual y lo físico, acercándose entonces a lo «esencial», hasta llegar a las famosas «gotas» de principio de los noventa, extraordinario ejemplo de minimalismo orgánico-conceptual. En este proceso, plantea la multidimensionalidad, o la dimensionalidad plural, mencionada por el artista al conceptualizar el desarrollo de su escultura.
De acuerdo al breve texto que en el diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela se le dedica, en el período negro-rojo, trabaja en láminas triangulares de hierro y acero soldado pintado (1973-1978), luego pasa a las tallas en mármol (1978-1984). En medio de estos años hay correspondencias con planteamientos del escultor Gonzalo Fonseca y su «constructivismo americano», evidenciados en la Serie Tumbas votivas (1978). En 1983 realiza la Serie Bolívar, inscrita en la forma circular (el disco), para pasar rápidamente a estructuras de corte espacial, movibles, abiertas y aéreas en la Serie Las cuatro estaciones en granito (1984). De acuerdo a esta descripción, cada una de ellas define características estéticas precisas y períodos de un año. Sin embargo, un análisis de lo hecho hasta ahora, dificulta ubicar el trabajo de Medina en compartimientos estancos. Cada cambio y la respectiva serie, tiene origen en acciones plásticas realizadas con anterioridad, puesto que, es la «reflexión» sobre el hecho creacional, y su resultado, lo que motiva las alteraciones. Cada obra, en sentido figurado, puede ser continente y contenido de la siguiente, puesto que ninguna es semejante a otra.

Círculo Total III
Al regresar a Venezuela, una nueva vuelta se opera en la obra del artista. Retoma el trabajo en hierro y acero, pero esta vez a escala monumental. Hacia principios de los años noventa, comienza la Serie Cilindros cuadrados, columnas talladas en mármol que se erigen con majestad totémica y misteriosa belleza. Mantiene la atención en la Serie Gotas, realizando obras individuales en variadas dimensiones, medios y técnicas, así como las instalaciones Fragmento de lluvia (nylon y gotas de diferentes tamaños) y Neutrinos, conceptualizaciones minimalistas reguladas en el espacio a partir de ideas desarrolladas in situ, pero previstas en los muchos dibujos realizados desde mediados de los años setenta, que definen la formulación de la materia plástica básica.
Carlos Medina ha mirado en la continuidad y evolución de grandes íconos creadores de las artes plásticas universales, Constantin Brancusi, Jesús Soto, Gonzalo Fonseca, Alejandro Otero, Alexander Calder, Joaquín Torres-García y su teoría del universalismo constructivo, tomando de ellos los conceptos que necesita para asumir retos y riesgos en todos los momentos de su crecimiento artístico. Estos riesgos y retos están sustentados por la permanente investigación y exploración, no solo en las posibilidades, para él infinitas, de la forma geométrica, sino también en los materiales utilizados para configurarla. En este sentido, a una pregunta del periodista Johan Ramírez sobre cómo elige el material para una pieza determinada, Medina responde, «la forma motiva la elección (…) en mi caso el material llega como consecuencia de una idea». Testimonio que sostienen las series de obras que, realizadas en taller, reflejan los cambios suscitados a lo largo de los diferentes períodos creativos, y que, dentro de fuertes diferencias estructurales, mantienen inalterable el planteamiento conceptual que las nuclea al apoyarse en las diversas geometrías que connotan y denotan cada una de ellas.

Estudio para 3 Neutrinos I, 2008. Varilla de acrilico transparente
La curiosidad investigativa y necesidad reflexiva de Medina, le han conducido a crear técnicas fuera de lo convencional, y a dominar materiales también no convencionales; así, ha hecho un trabajo escultórico siguiendo códigos formalistas, pero también otro ubicado, simultáneamente, entre lo volumétrico, lo planimétrico y lo espacial. En consecuencia, su taller puede ser una herrería, una carpintería, un laboratorio láser, una suerte de refinería, donde trabaja el pvc, el poliuretano expandible, aluminio, acero inoxidable, bronce, rejillas e hilos de nylon, silicone líquido, papel, varillas de calibres milimétricos en diferentes materiales y espesores, arena silícea, que, de acuerdo a la «idea», los encontramos en obras realizadas con técnica láser, router, chorro de agua (water jet), rotulado en hierro, torno de control numérico, pátinas a partir de óxidos. Mientras que los métodos tradicionales, la soldadura, la talla, le han llevado a esculturas en hierro, mármol, granito, madera, acero. En todo este periplo de trabajo, como se ha dicho, asumiendo retos en técnicas y materiales, ha sido importante, no solo el conocimiento y experiencia adquirida en la escuela de artes de Caracas y en sus años en Italia, sino también en la convivencia profesional y personal con maestros consagrados en el arte universal, el estar en sus talleres le lleva a declarar en entrevista con el artista y curador Alberto Asprino, que de «(Carlo) Signori (conoce) la elegancia de lo plano, de (Sergio de) Camargo la simplicidad de las formas, (de Arnaldo) Pomodoro las maravillas de sus esferas, (de Alicia) Penalba sus monumentales formas orgánicas, (de Gonzalo) Fonseca sus superficies arcaicas. Una experiencia única para un joven escultor».
Es una experiencia sensible y creativa estar en el taller de este artista trabajador incansable, conversador, carismático y coherente en sus conceptos. En físico, allí está el resultado de búsquedas en permanente ebullición, de aquí salen obras inéditas en materiales y técnicas, así como en la direccionalidad espacial definitoria de conceptos y formas. Esculturas que van desde el pequeño formato, Estudio para cuadrado, gota y neutrino, hasta lo monumental y cívico, ejemplo La Ciudad, una lámina de acero de 12 metros de largo a ser ubicada en un espacio público y cuyas superficies han sido trabajadas como joya cincelada, repujada y tallada; hasta las verticales, tótems erguidos buscando el infinito: Barquisimeto, Gota Nazareno A, Gota Nazareno B y Hoja Ecuador, o aquellas adosadas al muro, expresándose en sensaciones de liviandad, flexibles en su rotación, verdaderos dibujos tridimensionales en el espacio: Suite Caracas, y la totalmente abierta Dos gotas diagonales. Medina analiza su trabajo escultórico como realizaciones siempre «pre-conceptuadas y luego materializadas» en la línea que va de lo material a lo esencial. En relación a este planteamiento, un hilo conductor podría establecerse, por ejemplo, desde el Cilindro medio interno y Cilindro infinito a la Serie Varillas despojada de todo carácter representacional y material, pasando por Superficie negra CXB y Superficie blanca LXXIV, de contornos definidos, de espacios abiertos en el interior de un cuadrado que puede convertirse en rombo, donde el color plano (propio del material o blanco), enfatiza la «planitud» de la superficie, a la vez que evidencia las oquedades que los dobleces generan. Luego va del volumen al espacio: Fragmento de lluvia y Neutrinos, instalaciones donde las Gotas de la primera y las Esferas de la segunda, adquieren una naturaleza plástica cinética, relacionada a la dicotomía entre lo real y físico, y lo efímero e intelectual.

Superficie Blanca A, 2013.Mdf, pvc, acrovinilica blanca y varilla de acero inoxidable, PA.41,8 x 41,8 x 16,5 cm.
Sin considerar un desarrollo evolutivo, en Carlos Medina cada una de sus series comporta un carácter seminal. Analizando los períodos creativos, en la escultura que realiza a partir de mediados de los setenta, incluyendo aquella exhibida en 1975, están reflejadas muchas de las características de trabajos realizados en décadas posteriores, por ejemplo Modulación espacial I (hierro, 1975), podría ser un antecedente para la Serie Hojas (hierro y acero, 1992), mientras que Planos grafitos II (piedra amarilla de Cumarebo, 1976), tiene impreso en su superficie el «dibujo» correspondiente a las instalaciones de Neutrinos (hilos de nylon/guayas y esferas de diferentes dimensiones y materiales: obsidiana, conglomerado, tungsteno y más recientemente acrílicos, acerina, coral blanco y cristal, 1992-2013).
En conclusión, de la geometría abstracta prácticamente académica, que el artista define como «material», concepto formalista tridimensional volumétrico desarrollado en la obra de los setenta y ochenta, abre las compuertas creadoras hacia una abstracción abierta y más radical en el espacio, que expresa en adaptaciones muy personales a partir de un constructivismo acentuado por composiciones estructurales entre las relaciones direccionales de horizontal vertical y diagonal (hilos de nylon, varillas de aluminio, planos de hierro ensamblados, superficies planimétricas rotuladas). Se refiere, entonces, a «lo esencial», al minimalismo puro que explica el proceso plástico de los últimos años, con propiedades físicas y estéticas definidas por lo formal y lo conceptual.
Carlos Medina trabaja con reglas auto-impuestas, con decisiones que regulan el proceso de realización de acuerdo a una idea planteada. Esta idea la provoca el permanente esfuerzo reflexivo que conlleva la experimentación, en aciertos y errores, con el material a utilizar y la técnica apropiada, y viceversa. Es decir que material, técnica e idea conforman un planteamiento unitario que en función de sus exigencias, le conduzca al logro de un resultado de altísima calidad estética y estructural.

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